9.29.2013

El tiempo no cura heridas; sólo las tapa.

El paso del tiempo ha hecho lo que soy. No quiero cambiarlo.

Sin embargo, todos se empeñan en que lo haga.

¿Qué creéis que debería hacer? De momento, yo aguanto. Pero llegará el momento en el que todo se desbordará. Y entonces, tendré que hacer algo. Porque esto me está destruyendo. Yo lo sé. Quien lo provoca, también.

Pero, ¿sabéis qué? Que paso. Paso de las miradas de asco, del victimismo -suyo y mío-, de las discusiones furtivas y de la exclusión del grupo. A veces pienso que no debería levantarme siquiera.

Pero me levanto. Así que tendré que estar de pie hasta que lo que venga, me tire. Suerte que soy bajita: cuanto más alto, más larga es la caída.

9.27.2013

Burning low, fragmento de 'Fuego'.

Mike me cogió por los hombros, impidiendo que volviese a pegar al imbécil que tenía delante.

No me resistí; sabía que mi amigo era mucho más fuerte que yo, y que no me iba a dejar escapar.

- ¿Por qué? -le grité-. ¿Qué te hizo ella?

Él se mojó los labios y esbozó una sonrisa lasciva. - Era una zorra -confesó tranquilamente. Aún seguía ronco por la presión de mis manos en su garganta.
Ojalá Mike me soltase ahora mismo para poder matar a ese hijo de puta con mis propias manos.

Lucas tosió un poco y escupió algunas cenizas. Me había ocupado de hacerle arder por dentro... Literalmente. Me dedicó una mirada de desdén, expresando lo que no existía en palabras.

Tiré bruscamente hacia delante, intentando librar al menos una de mis manos, pero Mike me tenía agarrado fuertemente. Supuse que no me soltaría.

En realidad, era como estar flotando en el limbo, entre la realidad y el mundo de los sueños. El cadáver de Maya se veía borroso a causa del agotamiento. Usar tanto fuego también me había corrompido a mí. Sentí el sabor amargo del fuego en mi boca. Me lo tragué; junto con las lágrimas que amenazaban con salir y las palabras de odio dedicadas expresamente a Lucas.

Siempre me había dado mala espina. Sobre todo, cuando descubrí que miraba a mi novia en sitios donde no se debía mirar tan indiscretamente.

Al principio, traté de hablar con él, paciente. Entendía el por qué de sus miradas, Maya era tan hermosa, con su cabello rubio y rizado y su piel tostada por el sol veraniego. Pero no me hacía caso.

Pero la mató.

Así que, haciendo lo que yo quería, y no lo que hubiese querido ella, monté un buen revuelo. Él había salido perdiendo, claro. Aunque él fuese más brillante y atractivo, con sus músculos desarrollados y su sonrisa deslumbrante, no podía competir conmigo: yo era rápido, además de bajito y escurridizo. Así que yo acabé con un par de rasguños en el rostro y los brazos; él, en cambio, con una cara muy fea y una muñeca torcida. A parte de los nudillos despellejados.

No me culparon de darle esa lección. Pensaban que se lo merecía.

Yo aún sigo creyendo que él debería estar muerto.

9.18.2013

Reconciliación.

   (Cazadores de Sombras, después de Ciudad de Almas Perdidas).

Alec corrió a lo largo de toda la calle hasta llegar a la casa de él. Llamó a la puerta, agitado.

En cuanto se despertó de su pesadilla, supo que tenía que ir a verle. Que tenía que asegurarse de que él estaba bien. De que no le había pasado nada. Especialmente si se trataba de algo malo.

Cuando Magnus abrió la puerta y lo vio ahí parado, se congeló en su sitio. Aún no había olvidado lo de Camille.

Pero todo su hielo interior se derritió cuando Alec lo rodeó impulsivamente con los brazos, aferrándose a su camisa en la zona de la espalda. El chico de ojos azules dio un paso hacia adelante para juntar más sus cuerpos. Sentirle ahí, pegado a él y oliendo a sándalo, probablemente era el mejor momento de su vida hasta la fecha.

Si Magnus iba a decir algo, no tuvo oportunidad. En cuanto se separaron, Alec aprovechó para enredar las manos en el oscuro pelo de el brujo y juntar sus bocas en un ávido y salvaje beso. Antes de que cerraran la puerta del dormitorio, Magnus acertó a pensar, no din cierta diversión: «Esta va a ser una noche movidita».

9.17.2013

Sueños putrefactos.

Cuando chocó contra algo viscoso al llegar al suelo, reprimió una arcada. Eran todos sus sueños rotos, esparcidos por el suelo en una masa putrefacta de ilusiones muertas.

El habitual hilo de mis pensamientos.

Creo que sentirse inútil es lo peor que le puede pasar a alguien. Es sentirse odiada y odiarte tú, y no poder disfrutar de nada porque crees que no te lo mereces. Es un tanto pesado. En un sitio escuché que una madre de verdad (buena, bondadosa, amor incondicional) es alguien que te apoya pase lo que pase. He descubierto que sólo una de las dos madres que he tenido en mi vida es la verdadera. Por desgracia, esa madre ya está muerta. Es por eso que no responde a mis cartas, mis súplicas de que vuelva, ni nada de lo que le pido. Creo que simplemente se lo pido al Universo -Dios, Alá, Jesucristo, o cómo sea que queráis llamarle. Para mí es el Universo- y simplemente no me lo puede dar. La necromancia no es algo muy común, ¿verdad?

 A parte, pero que sigue el hilo de esto, el sarcasmo es una de las mejores cosas que podrían haberme pasado. Otra bonita historia es que yo directamente no hubiera nacido, pero entonces no habría conocido a ninguna de esas personas que tengo en muy alta estima. Personas con las me siento reconocida, y con las que puedo hablar en un tono irónico- y que ellos se den cuenta de que la ironía, sólo es un modo de ocultar una sinceridad demasiado abrumadora. Aunque realmente, sólo noto que dos de todas esas personas me ayudan a afrontarlo, dejando que me dé cuenta de ello.

 Lo que viene a que piense ende go otra cosa. Libros. Eso por lo que muchos suspiran. Coincido en que es un modo de escapar a algún lugar donde salvas a gente y gente te salva y te quiere y no te sientes demasiado odiada. Donde todo es perfecto y puedes llorar porque te ahogas en vez de llorar porque estás mal. 

 Lo que lleva a otra cosa, que trata de lágrimas. No soporto llorar. Se me pone toda la cara roja y me asfixio porque soy asmática. Y entonces empiezo a llorar porque no puedo respirar, porque me ahogo ahí delante, en frente de mis padres y ellos creen que es por demasiados sentimientos reprimidos.
 >>Quizá sea esa la razón por la que me asfixio. Hay tanto ya, que no puedo soltarlo de golpe porque me mataría. Y puede que sea verdad, porque llevo haciendo eso desde hace once años. Y no sé si arrepentirme de ello.

 Y entonces otra vez voy a la deriva en mi mente en un barco de papel, mientras todos los sentimientos me ablandan lentamente. Y no quiero dejar que me hundan. Aunque creo que, es un poco imposible hundirme más de lo que estoy ahora.

9.14.2013

La inspiración (?)

-Ella es Grow. - dijo el Hombre Viejo. El nombre me pareció ridículo, dado lo que la chica acababa de hacer.

- ¿Crecer*? -repliqué- No parece que hagas crecer nada.

Al fin, Grow se dignó a hablar: - Esto es el país Ironía, patán. Aquí todo es irónico.

El Hombre Viejo dijo que era cierto, todo lo que Grow había dicho. «Impresionante». La chica interrumpió mis pensamientos con un ademán brusco.

- No eres de por aquí, ¿cierto?

-No.

-Ah, genial. Gente nueva. ¿Acaso eres alienígena? - No podía descifrar el auténtico tono. ¿Era realmente curiosidad, o simplemente sarcasmo? Recordé la explosión de la que salí.

- Podría decirse que sí.

Grow se rió en mi cara. - Sí, claro. Entonces yo soy un unicornio.

Sarcasmo. Ironía. ¿Dónde mierdas he acabado? Cuando le dije a mi familia que quería viajar, no me refería a esto.

- Claro, podrías serlo. -le contesté.- Podrías ser lo que quisieras.

Libertad. ¿Tan difícil era eso para mis padres? Les pedí libertad y viajes, y me han mandado a otro mundo. (Puede que esto sea incluso otra galaxia). Me cago en todo... Y encima estoy solo con un viejo excéntrico. Genial.

(Escenas aleatorias que se suceden en mi cabeza. ¿Qué coño ha hecho Grow? Ni yo lo sé)

9.04.2013

Almas.

El chico tenía los ojos más bonitos que había visto en la vida. Grandes, marrones y transparentes. De esos que no te cansas de mirar; que, cada vez que los miras, encuentras algo nuevo... Y eran, también, su mayor debilidad. Cuando él estaba triste, sus ojos lloraban. Cuando él estaba contento, sus ojos sonreían. Fue precisamente por eso, que supe que me amaba. Sus ojos me espantaban, abiertos, soñadores y enamorados. Yo le tenía miedo. ¿Qué le había hecho yo para merecerlo...?

Fue, también por esos tiempos, que conocí a la chica de los ojos verdes. Ella amaba al chico de lotes ojos marrones. Pero él me amaba a mí. Sólo a mí. Maldita sea. Maldita sea yo, maldito sea él, y maldita sea ella.

¿Qué haría para solucionarlo...?

Ya lo sabía. Hacer de casamentera. No era lo que mejor se me daba, ni lo más original; pero era lo mejor que podía hacer. Me alegré por ellos cuando lo conseguí. Estaban siempre juntos. Eso me gustaba. Pero, a cambio, yo estaba sola. Me había quedado sola. Siempre había estado sola. Nunca lo había notado tanto como en ese momento. Fue como haber estado flotando en un abismo y, de repente, golpearse duramente con el fondo. Doloroso.

8.30.2013

Lo que conviene saber del arte.

Párrafos pútridos, palabras moribundas. Puntos, comas; exclamaciones y preguntas. Todo pertenece a un esquelético texto al que le falta sustancia. De A a Z, hay mucho donde elegir; mas lo que importa, tiene que salir de ti.

El arte de escribir no tiene horario. Es una enfermedad latente que da paso al sentimiento. Permite expresar a esas marionetas lo que tanto ansían sentir. Palabras de libertad, cuyas vías de escape no tienen fin.

Es un laberinto sin salida permanente, nunca está en el mismo sitio, pero siempre vigila el nuestro. No le importa si comemos, dormimos o estudiamos. Ataca, en cualquier momento, cualquier lugar, cualquier situación. Es un persistente sentimiento de coger algo y escribir lo que sea.

Es una enfermedad sin cura, pero al contrario que otras, ésta no hace mal, no. Ésta nos hace hacer locuras -de las que no nos arrepentimos.

¿Poesía?

Supongo que ya es hora
De que me vaya haciendo la idea.
Ya sabes, nunca seré nada
Que yo no piense que sea.

8.27.2013

Indescriptible.

Es aquella nube que se disuelve. Más tarde, volverá a ser lo que era antes, y todo gracias al frío. Ese frío -amado mío- que entumece manos y colorea rostros, ese que hace que tu aliento se evapore en el aire. Es indescriptible. Es algo que puedes comparar, puedes escribir, puedes imaginar. Pero cada persona lo compara, escribe, imagina de forma diferente a los demás. Es eso lo que le da esa cualidad.

Espero que el frío también me arregle a mí.

Atentamente: Una amante más en el mundo del frío.

8.17.2013

¿Qué más da?

Sin embargo, hay veces en las que piensas "Que se vaya, no me importa." ¿Deseabais una máquina? Ya la tenéis.

... maldito, Maldito, ¡¡¡MALDITO!!! ¡DEJA YA DE PALPITAR! ¡NO ME DES COSAS QUE NO MEREZCO! ¡NO! Déjalo ya... ¿No ves que estaría mejor muerta...? ¿O no?

Entonces está siempre esa duda. ¿Vendrá alguien a buscarme si me marcho? Probablemente. Así que sigues en el mundo, con tus palpitaciones y tus sufrimientos. También son míos. Creo que debería tirarlos a la basura. Pero yo, no soy yo sin ese dolor latente. Me mantiene despierta... Y me dice que hay gente aquí que quiere rescatarme. Así que guardo el cuchillo y bajo las mangas... Ocultando lo que las palabras no pueden explicar.

**No me corto en la realidad, sólo me dan, ganas a veces. Soy demasiado cobarde.

8.14.2013

Palpitante.

Empieza cuando te levantas. Sientes sus latidos, fuertes en la sien, el cuello, las manos. El pecho.

A veces, son una melodía alegre que te invita a bailar. Otras, te preguntas por qué debería estar eso ahí, palpitando, molesto.

Otras, sólo escuchas, intentando acompasarlo a una canción.

Hay veces en las que late tan rápido que retumba en el silencio, mientras esa persona te coge de la mano y te entrega su amor.

Veces en las que se rompe en pedazos, mientras tú, desesperada, intentas recoger todos los trocitos.

Tan frágil, tan fuerte... Tan asquerosamente palpitante.

Pero nunca deseas que se vaya.

8.04.2013

Perdonadme...

... Pero no he podido subir por asuntillos personales que se ven por las estiquetas de la última entrada. (: . Enfado, tristeza, desesperación. Muy bonito todo, sí.
A pesar de eso, he podido empezar con los capítulos qué vienen de las dos historias. Dentro de unos días subiré, si es que no me entra de nuevo una depresión de elefante (:

4.13.2013

Acercándose a lo profundo.


Me encontraba en el salón, tranquilo, viendo la televisión. Esa noche estaban emitiendo un programa estúpido, de esos que el concursante tiene que contestar a preguntas demasiado fáciles o demasiado difíciles, sólo para ganar algo de dinero. Bueno, quizá una gran cantidad de dinero.

En ese momento, mi madre entró. Estaba borracha como una cuba, y se tambaleaba de un lado a otro por el recibidor.

- ¿Aún despierto, cariño? - me dijo con voz pastosa.

- Llegas muy tarde, Madre -contesté, enmarcando la última palabra. - Dijiste que cenarías conmigo. Siempre haces lo mismo.

Ella se acercó al sofá, y cuando habló me arrojó su aliento fétido a la cara.

- ¿Y tú no? ¡Deja que me divierta un poco!

Me quedé a cuadros. Es más, ¿me pedía eso, y ya era la tercera vez que me lo hacía? Llegaba tarde, colocada, y muchas veces yo me iba a dormir con una cachetada. Pero hoy le iba a hacer frente. Al fin y al cabo, los padres no son los únicos que se pueden preocupar, ¿no?

- ¿A tí te parece que me pueda divertir cuando vuelves a estas horas? ¡Por Dios, son las tres de la madrugada!

- ¡No te atrevas a levantarme la voz, sucia rata! ¡Soy tu madre, respétame!

- ¡Y yo soy tu hijo! ¿Acaso no me merezco yo respeto también?

Lo que pasó a continuación de eso no me lo esperaba. Ella me contestó algo que no llegué a comprender del todo, y luego me abofeteó. Genial. Buena forma de estrenar el defenderse de una madre borracha. Supiré, conmocionado.

- ¡Pues no, enorme cacho de carne!

Aquello ya era el colmo. Como alma que lleva el diablo, me di la vuelta y salí de la casa. Mi madre me miraba sorprendida desde el interior. Cerré de un portazo, y me dirigí a la pequeña placita que había cerca de casa.

Caminando por encima del bordillo de la acera, me toqué el labio sangrante. Pero no era eso lo que dolía. Lo que en realidad dolía era  el inmenso agujero de mi pecho, que cada vez me arrastraba más y más al abismo.

Sin previo aviso, me tiré al suelo. Sinceramente, pensar en el dolor físico, me consoló en parte.

4.03.2013

Nereida.

El canto de las hadas folclóricas acompaña a Silfo mientras desliza sus dedos por los agujeros de su flauta travesera. Tiene los ojos cerrados, así que no puede vernos. Menos mal; porque Náyade se está limando las uñas y Ninfa está estudiando; al parecer soy la única que lo está observando.

Miro con atención los rápidos y pequeños movimientos que hace con los dedos. Me gustaría poder moverlos así... Pero mis dedos son torpes. Sólo sirven para pasar las páginas de los libros que devoro.

¿Qué más podría decir? Se supone que estoy haciendo una presentación. Pero... ¿Qué pasa entonces con Silfo?

Creo que esperaré a que acabe.

~          .             ~             .            ~
  Ey, hola de nuevo. Sigamos.

Creo que lo que más destaca de mí es mi torpeza. Es como una cadena que arrastro continuamente. Y es... Molesta. Yo también soy molesta.

No puedo entrar a la cocina, me está prohibido por lo manazas que soy. Les entiendo. Siempre que quiero ayudar, acabo estropeándolo todo. Y esa es una de las cosas por las que no me gusto.

Otra, podría ser el hecho de automarginarme. Y de que a la vez me marginen los demás. Ayudan bastante en lo que yo quiero. Marginarme. Siempre estoy sola, y no me gusta; pero yo no me acerco a nadie, y nadie se acerca a mí; soy la rarita del pueblo. La rarita a la que le gustan la música inteligente, los libros de aventuras y fantasía (¿por qué no tuve que ser medio normal y decantarme por el romance?), que no sabe bailar y viste ropa holgada. Nada de tops, minifaldas o pitillos que no me dejan respirar. Nada.

Luego, está el saber la ubicación de las dos bibliotecas del pueblo: la pública y la del instituto.

También me odian por sacar buenas notas, por prestar atención en clase y por tener amigos de verdad. Muy rara, ya os lo dije.

No me gustan los espejos. Sobre todo, porque en ellos me reflejo yo. Si lo hago, el espejo se rompe -sonrisa sarcástica.

Mi pelo es rubio ceniza, apagado y con ciertos mechones dorados. Mis ojos son demasiado grandes, negros y un tanto redondos. Se me antojan como dos canicas. Dos enormes y grandes canicas. Todo el mundo dice que son profundos y atrayentes. Yo no lo creo. Mi cara parece pequeña en comparación con mis ojos. Luego, mi nariz es de patata. Chata y redondita, sí. Junto con mis mofletes, se me antoja un poco adorable. Pero sólo se me antoja.

Me veo gorda, pero paso de volverme anoréxica. Soy demasiado nerviosa, y siempre estoy picando por eso.

Nunca me he enamorado. Quizá, sí que sea cierto el dicho ese que dice:

  "No puedes amar a alguien hasta que no te amas a tí mismo".

3.26.2013

Aquel... Vacío.

Sentarse y esperar. ¿No es eso lo que me dijeron? Seguro que, como tonta que soy, lo interpreté mal. Todos se han ido, estoy sola... Sola, de nuevo, sin nadie. Quiero a alguien. Alguien, compañía. Alguien que me ayude. Quizás ese alguien tenga un pañuelo, para limpiar estas molestas lágrimas. Quizá tenga también algo de amor que darle a un contenedor vacío. A ese contenedor vacío que es mi corazón. Un agujero negro, que traga y nunca devuelve. ¿Querría ese alguien malgastar su amor por mí? Necesito su par de brazos, para estrecharme entre ellos. Y así, poder llorar... Y llorar... Y llorar. Pero no sola. Contigo. Con él. Con ella. Con alguien... Alguien que me ayude.

3.05.2013

Who says

«A veces me pregunto si de verdad no te gusta el roce de las lágrimas bajando por tus mejillas. Tú, víctima. No eres nada. No eres nadie. Despierta y sé el asesino.»

«¿Pero, si no quiero ser el asesino?»

«Matar con palabras no es lo mismo que morir por ellas.»

«Para mí sí es lo mismo. ¿Qué pasa si no quiero ser el asesino?»

«Morirás con cada palabras que salga de mos labios.»

«¿Quién dice...
                           ... que voy a escucharlas?»


Aquellos que nos hacen daño por gusto no nos merecen.

Levántate, y sé LO QUE QUIERAS.

2.05.2013

1. Los días fríos de Nereida.

~Nota de la autora: ¡Hola, lectores! Voy a cambiar una cosa: las chicas, en vez de tener catorce, tendrán quince años, ¿vale? ¡Siento las molestias! G'byeeee~

Capítulo I: Los días fríos de Nereida.

Suspiró impaciente, esperando a sus hermanas. Aquella mañana por fin había amanecido fría, y a Ninfa y Náyade no les apetecía salir de sus camas.

Se dirigió a la cocina, dejando su bandolera en el recibidor.

-Silfo.

El chico la miró con un aire perezoso. Sonrió un poco al ver a su hermana pequeña mecerse de una pierna a otra, ansiosa.

-Yo me encargo de llevarlas, pequeña. Ve yendo.

Nereida esbozó una gran sonrisa de agradecimiento. Dijo un "Hasta luego" mientras cerraba la puerta.

Le encantaba sentir ese frío que le entumecía las manos y ver como la punta de su nariz se volvía de color escarlata. La brisa matinal le revolvía el pelo rubio, y sus ojos negros brillaban de emoción.

Dando saltitos cual conejo, llegó a la entrada del instituto, la cual estaba repleta de adolescentes tiritantes e intentando manterner calientes sus manos; pero entre ellos no se encontraban sus hermanas. Intuía que no iban a venir. Nunca conseguían levantarse en días tan fríos como ese.

Se adentró en el cúmulo de jóvenes, buscando a su amiga, Lara.

-¡Nere! - la chica morena se acercó trotando a Nereida, mientras peinaba con los dedos su largo pelo castaño.

-Buenos días, Lara.

Dalía y su novio Jon, más mayores que ellas, se abrían paso entre la multitud con dificultad. Llegaron a base de codazos, y se unieron a las dos chicas, formando un pequeño pero unido grupo.

-¿Dónde está Lucas? - preguntó Lara con ansias. - Quiero quedar con él para hacer el trabajo de francés.

- Yo ya lo he terminado, - murmuró Nereida.- hace mucho que lo terminé, en realidad.

A Nereida se le descompuso el gesto.

- ¿A qué viene esa cara? - inquirió Dalía inspeccionando curiosa a la chiquilla rubia. Siguiendo la dirección de su mirada, llegó al causante del problema.

Se trataba de Niki, un chico extranjero que había llegado hace poco, y que molestaba a Nereida. Observó a esa persona enrollandose en el dedo un mechón de su pelo caoba. Sobraba decir que era agraciado, pero su personalidad estropeaba cualquier impresión de niño bueno. Poseía un rostro redondeado y lleno de pecas que le daban un toque de inocencia. La nariz era algo respingona, y tenía unos grandes y fríos ojos marrones. El pelo oscuro le caía en rebeldes bucles por la frente y la nuca. Muchas chicas suspiraban por él debido al aspecto que le daba esto, pero no Nere. Aun así, sólo la molestaba a ella, no a sus hermanas. Nervioso, Jon se pasó una mano por el pelo color calabaza mientras sus ojos seguían la mirada de su novia, encontrándose con la misma persona. Los ojos amarillos de él se cruzaron con los verdes de Dalía.

-Oh...

No tuvieron tiempo de decirse más, ya que el portón se abrió a la vez que sonaba la sirena.

- Nere, no le hagas caso a ese tonto. No se lo merece.

Ya dentro de clase, Lara intentaba animar a Nereida mientras ésta buscaba alguna chincheta o ciertos artículos de broma que pudiesen ponerla en evidencia. Al ver que no había nada, se sentó y con calma, sacó los libros de la mochila, poniéndolos sobre la mesa.

En ese momento, Niki entró y se dirigió a su mesa, un par de lugares más alejada de la de Nereida. Cuando pasó por su lado, abrió la mano y soltó algo en la mesa de la chica, sin que ella se diese cuenta. Lara chilló.

- ¡Qué asco! ¡Es una lagartija!

El insoportable chico se decepcionó al ver que con calma, Nereida cogía al pequeño reptil y lo dejaba fuera, en la ventana.

-Pobre bichito - comenzó a reñir ella.- Se ha asustado por tu culpa.

Niki levantó la cabeza dándose por aludido, pero a quien se dirigía la chiquilla rubia era a su amiga, que abrió la boca para protestar. No pudo, pues el profesor acababa de entrar. Lara le dirigió una mirada de desprecio al chico moreno, que se encogió de hombros como quien no quiere la cosa.

                                             […]

Dalía lanzó un suspiro de alivio, a la vez que la sirena tocaba dando por terminadas las clases.

- ¡Qué aburrida ha sido esta clase! - dijo Jon mientras se estiraba. - Date prisa en recoger, Dal, que nos cierran la puerta.

Dalía le miró un instante y cerró la mochilla con un movimiento enérgico.

-Ya estoy. - anunció.

La pareja empezó a andar hacia la salida. A mitad del pasillo, se encontraron con las otras dos chicas. Al aproximarse a la salida, una ráfaga de aire frío les hizo temblar.

-Parece que va a nevar. -Lara anunció algo molesta la helada noticia.

Se separaron a medio camino, pues Nereida y sus dos hermanas, que no habían aparecido en toda la mañana, vivían en la parte opuesta del camino.

                                                 […]

Nereida sorteaba las baldosas verde oscuro del suelo cuando sintió una motita helada dn el cuello. Al intuir de lo que se trataba, levantó la cabeza, sacó la lengua y saboreó el insípido copo de nieve como si de chocolate se tratase. Y ella amaba el chocolate.

De pronto, una mano se apoyó fuerte en su hombro, sobresaltando un poco a la chica. Ella miró con miedo a Niki mientras él se ponía a la altura de Nereida.

- Hola, heroína de dragoncitos. - le dijo.

- Hola, Niki.

- Nick me gusta más.

Nereida simplemente asintió. Le daba miedo lo que le pudiese hacer ese chico.

- ¿Dónde vives? -le preguntó él.

- En la pequeña mansión de color celeste.

- Te acompaño.

Nereida sintió aquel sudor frío que le indicaba que tenía miedo. Le daba mala espina lo que pudiese hacer el chico. En ese momento, él habló sobresaltando a una ya asustada Nereida.

- No me mires con esa cara, - le dijo, divertido. - no te voy a hacer nada. Tranquila.

-No sé por qué, pero no me convence...

Nereida dejó la frase volando en el aire. Sentía como se le iba humedeciendo el pelo por culpa de la nieve. Miró a Niki, que caminaba de forma despreocupada, mirando al frente. Como si estuviese solo.

Entonces, Niki giró la cabeza hacia la chica, pillándola con las manos en la masa.

- ¿Te diviertes?

Nereida dirigió su mirada hacia el suelo, mientras su rostro se coloreaba de un tono escarlata poco común.

Niki, divertido, le pasó un brazo por encima de los hombros, y a la vez observaba divertido las mejillas de la chica, que se iban coloreando cada vez más. El chico, malicioso, se acercó a la oreja de Nereida y le susurró.

- Porque yo sí. - y mordió la templada oreja de la pobre chica rubia, a la que le temblaron las piernas.

¿En serio ese chico tenía quince años? Pensaba Nereida. Se refugió aun más en su bufanda, mientras sentía la fría mirada del chico clavada en su roja cara.

Pasó un rato en el que caminaron los dos en silencio, ella incómoda, él pensativo. El cerebro de Niki trabajaba a toda velocidad, ideando algún plan para incomodar aún más a Nereida. Tenía que darse prisa, pues ya se avistaban unos techos a dos aguas de color azul.  Paseaban al lado de un muro, aunque algo viejo, perfecto para el diabólico plan de Niki.

Cuando ya casi estaban al lado de la cancela que daba a parar a la casa de la chica, él la cogió por la muñeca y la pegó al muro, aprisionándola con su propio cuerpo. Nereida abrió los ojos, sorprendida, mientras se pegaba lo más que pudiese a la pared. Pero claro, cuanto más retrocedía ella, más se adelantaba él. Era una batalla perdida, y, desgraciadamente, lo era para Nereida.

El chico rió maliciosamente. Colocó las manos a los lados de la cabeza de ella, y pasó la punta de su nariz por el cuello de Nereida.
En ese momento, afortunadamente sonó el teléfono de Niki, y él se vio obligado a atender. La chica rubia encontró una oportunidad de huir rápidamente hacia la seguridad de su casa en el mismo momento en que él se separó de la pared. Nereida abrió, entró y cerró la puerta muy rápido. Preocupada de que alguno de sus hermanos hubieran visto eso, recorrió la casa en busca de Ninfa, Náyade o Silfo, pero se dio por vencida cuando no encontró a ninguno, asumiendo que estaba sola.

¿A dónde habrían ido? Se sentía algo sola. De repente, su estómago rugió, asustando a la chica. Rebuscó en la nevera medio vacía, en el hueco congelador, pero no encontró nada que hacerse para comer. Al fin, después de rebuscar en las numerosas alacenas de la cocina, demasiado amplia para su gusto, encontró un paquete de pasta aún cerrado. Perfecto, eso le serviría.

Tras un largo rato de cocción, la chica se los sirvió. Nereida zampó, impaciente y hambrienta, los macarrones con queso que se había preparado.

- No comas tan rápido, preciosa, que te vas a atragantar. - dijo, burlona, una voz.

Ella empezó a toser, y rápidamente busco un vaso para parar el ataque.

- Te. Lo. Dije. - y el intruso sonrió enigmáticamente.

1.26.2013

Destierro: Prólogo

Sólo el tintineo de las cadenas se escuchaba en la sala. Me molestaban en las muñecas. Eché una rápida mirada a las puertas, sopesando la idea de huir, mas bien sabía que no me era posible.

Tras una largo silencio, la Demonio Mayor habló.
- Bienvenido, querido Preahm.

  Amagué una sonrisa felina. - Que me place, soberana Lucifer -. Hice una pequeña pausa. - No pense que fuese a asistir a mi destierro.

  Lucifer disimuló una mueca juguetona con una mirada asqueada. De nuevo silencio.

  Observé con atención a todos los presentes. Descubrí los ojos de Gabriel y unos cuantos ángeles más en un rincón, observándome con esperanza. Qué pena, gran desperdicio. Les dirigí una mirada asesina. No se me ocurría qué iba a hacer Gabriel, pero me constaba que los demás anunciarían mi llegada a Jesucristo, como buenos lame culos suyos que eran.

  Vi como la boca del Demonio Menor se abría, y anticipé el movimiento de las lanzas a mi espalda, aproximándome al agujero. Me asomé, llevado por la curiosidad. Me deslumbró la luz que salía de él.

Sinopsis 1: La vida de unas tías muy raras

Nos presentamos.
  Somos Náyade, Nereida y Ninfa; trillizas. Vivimos con nuestro hermano mayor Silfo, a veces vienen nuestros padres: Jon, programador; y Elena, editora. Tienen mucha imaginación, de ahí nuestros nombres. La casa está repleta de monstruitos y criaturas fantásticas, tantas que la casa parece un castillo. Nosotras tenemos catorce años, pero Silfo ya tiene dieciocho. A nosotras nos parece muy inteligente, pero, cada vez que le decimos, lo desmiente.

A la gente no le gustamos. Por eso, decidimos contar nuestra historia.

1.15.2013

Enero, pleno invierno.

Hoy he descubierto una Diosa nórdica, poco famosa. Voy a dar aquí a conocer su conjuro.

Conjuro para llamar a Holda
        Todo a mi alrededor está helado, soplan los vientos del invierno, llamo a Holda y Perchta, las Reinas de las Nieves.

Diosas de la Caza Salvaje, grandes Damas, por favor, escuchadme llorar, vigiladme y defendedme mientras navegáis por el cielo.

Con los poderes de la tierra, aire, fuego y agua, guardad y proteged vuestros mágicos hijos.