9.29.2013

El tiempo no cura heridas; sólo las tapa.

El paso del tiempo ha hecho lo que soy. No quiero cambiarlo.

Sin embargo, todos se empeñan en que lo haga.

¿Qué creéis que debería hacer? De momento, yo aguanto. Pero llegará el momento en el que todo se desbordará. Y entonces, tendré que hacer algo. Porque esto me está destruyendo. Yo lo sé. Quien lo provoca, también.

Pero, ¿sabéis qué? Que paso. Paso de las miradas de asco, del victimismo -suyo y mío-, de las discusiones furtivas y de la exclusión del grupo. A veces pienso que no debería levantarme siquiera.

Pero me levanto. Así que tendré que estar de pie hasta que lo que venga, me tire. Suerte que soy bajita: cuanto más alto, más larga es la caída.

9.27.2013

Burning low, fragmento de 'Fuego'.

Mike me cogió por los hombros, impidiendo que volviese a pegar al imbécil que tenía delante.

No me resistí; sabía que mi amigo era mucho más fuerte que yo, y que no me iba a dejar escapar.

- ¿Por qué? -le grité-. ¿Qué te hizo ella?

Él se mojó los labios y esbozó una sonrisa lasciva. - Era una zorra -confesó tranquilamente. Aún seguía ronco por la presión de mis manos en su garganta.
Ojalá Mike me soltase ahora mismo para poder matar a ese hijo de puta con mis propias manos.

Lucas tosió un poco y escupió algunas cenizas. Me había ocupado de hacerle arder por dentro... Literalmente. Me dedicó una mirada de desdén, expresando lo que no existía en palabras.

Tiré bruscamente hacia delante, intentando librar al menos una de mis manos, pero Mike me tenía agarrado fuertemente. Supuse que no me soltaría.

En realidad, era como estar flotando en el limbo, entre la realidad y el mundo de los sueños. El cadáver de Maya se veía borroso a causa del agotamiento. Usar tanto fuego también me había corrompido a mí. Sentí el sabor amargo del fuego en mi boca. Me lo tragué; junto con las lágrimas que amenazaban con salir y las palabras de odio dedicadas expresamente a Lucas.

Siempre me había dado mala espina. Sobre todo, cuando descubrí que miraba a mi novia en sitios donde no se debía mirar tan indiscretamente.

Al principio, traté de hablar con él, paciente. Entendía el por qué de sus miradas, Maya era tan hermosa, con su cabello rubio y rizado y su piel tostada por el sol veraniego. Pero no me hacía caso.

Pero la mató.

Así que, haciendo lo que yo quería, y no lo que hubiese querido ella, monté un buen revuelo. Él había salido perdiendo, claro. Aunque él fuese más brillante y atractivo, con sus músculos desarrollados y su sonrisa deslumbrante, no podía competir conmigo: yo era rápido, además de bajito y escurridizo. Así que yo acabé con un par de rasguños en el rostro y los brazos; él, en cambio, con una cara muy fea y una muñeca torcida. A parte de los nudillos despellejados.

No me culparon de darle esa lección. Pensaban que se lo merecía.

Yo aún sigo creyendo que él debería estar muerto.

9.18.2013

Reconciliación.

   (Cazadores de Sombras, después de Ciudad de Almas Perdidas).

Alec corrió a lo largo de toda la calle hasta llegar a la casa de él. Llamó a la puerta, agitado.

En cuanto se despertó de su pesadilla, supo que tenía que ir a verle. Que tenía que asegurarse de que él estaba bien. De que no le había pasado nada. Especialmente si se trataba de algo malo.

Cuando Magnus abrió la puerta y lo vio ahí parado, se congeló en su sitio. Aún no había olvidado lo de Camille.

Pero todo su hielo interior se derritió cuando Alec lo rodeó impulsivamente con los brazos, aferrándose a su camisa en la zona de la espalda. El chico de ojos azules dio un paso hacia adelante para juntar más sus cuerpos. Sentirle ahí, pegado a él y oliendo a sándalo, probablemente era el mejor momento de su vida hasta la fecha.

Si Magnus iba a decir algo, no tuvo oportunidad. En cuanto se separaron, Alec aprovechó para enredar las manos en el oscuro pelo de el brujo y juntar sus bocas en un ávido y salvaje beso. Antes de que cerraran la puerta del dormitorio, Magnus acertó a pensar, no din cierta diversión: «Esta va a ser una noche movidita».

9.17.2013

Sueños putrefactos.

Cuando chocó contra algo viscoso al llegar al suelo, reprimió una arcada. Eran todos sus sueños rotos, esparcidos por el suelo en una masa putrefacta de ilusiones muertas.

El habitual hilo de mis pensamientos.

Creo que sentirse inútil es lo peor que le puede pasar a alguien. Es sentirse odiada y odiarte tú, y no poder disfrutar de nada porque crees que no te lo mereces. Es un tanto pesado. En un sitio escuché que una madre de verdad (buena, bondadosa, amor incondicional) es alguien que te apoya pase lo que pase. He descubierto que sólo una de las dos madres que he tenido en mi vida es la verdadera. Por desgracia, esa madre ya está muerta. Es por eso que no responde a mis cartas, mis súplicas de que vuelva, ni nada de lo que le pido. Creo que simplemente se lo pido al Universo -Dios, Alá, Jesucristo, o cómo sea que queráis llamarle. Para mí es el Universo- y simplemente no me lo puede dar. La necromancia no es algo muy común, ¿verdad?

 A parte, pero que sigue el hilo de esto, el sarcasmo es una de las mejores cosas que podrían haberme pasado. Otra bonita historia es que yo directamente no hubiera nacido, pero entonces no habría conocido a ninguna de esas personas que tengo en muy alta estima. Personas con las me siento reconocida, y con las que puedo hablar en un tono irónico- y que ellos se den cuenta de que la ironía, sólo es un modo de ocultar una sinceridad demasiado abrumadora. Aunque realmente, sólo noto que dos de todas esas personas me ayudan a afrontarlo, dejando que me dé cuenta de ello.

 Lo que viene a que piense ende go otra cosa. Libros. Eso por lo que muchos suspiran. Coincido en que es un modo de escapar a algún lugar donde salvas a gente y gente te salva y te quiere y no te sientes demasiado odiada. Donde todo es perfecto y puedes llorar porque te ahogas en vez de llorar porque estás mal. 

 Lo que lleva a otra cosa, que trata de lágrimas. No soporto llorar. Se me pone toda la cara roja y me asfixio porque soy asmática. Y entonces empiezo a llorar porque no puedo respirar, porque me ahogo ahí delante, en frente de mis padres y ellos creen que es por demasiados sentimientos reprimidos.
 >>Quizá sea esa la razón por la que me asfixio. Hay tanto ya, que no puedo soltarlo de golpe porque me mataría. Y puede que sea verdad, porque llevo haciendo eso desde hace once años. Y no sé si arrepentirme de ello.

 Y entonces otra vez voy a la deriva en mi mente en un barco de papel, mientras todos los sentimientos me ablandan lentamente. Y no quiero dejar que me hundan. Aunque creo que, es un poco imposible hundirme más de lo que estoy ahora.

9.14.2013

La inspiración (?)

-Ella es Grow. - dijo el Hombre Viejo. El nombre me pareció ridículo, dado lo que la chica acababa de hacer.

- ¿Crecer*? -repliqué- No parece que hagas crecer nada.

Al fin, Grow se dignó a hablar: - Esto es el país Ironía, patán. Aquí todo es irónico.

El Hombre Viejo dijo que era cierto, todo lo que Grow había dicho. «Impresionante». La chica interrumpió mis pensamientos con un ademán brusco.

- No eres de por aquí, ¿cierto?

-No.

-Ah, genial. Gente nueva. ¿Acaso eres alienígena? - No podía descifrar el auténtico tono. ¿Era realmente curiosidad, o simplemente sarcasmo? Recordé la explosión de la que salí.

- Podría decirse que sí.

Grow se rió en mi cara. - Sí, claro. Entonces yo soy un unicornio.

Sarcasmo. Ironía. ¿Dónde mierdas he acabado? Cuando le dije a mi familia que quería viajar, no me refería a esto.

- Claro, podrías serlo. -le contesté.- Podrías ser lo que quisieras.

Libertad. ¿Tan difícil era eso para mis padres? Les pedí libertad y viajes, y me han mandado a otro mundo. (Puede que esto sea incluso otra galaxia). Me cago en todo... Y encima estoy solo con un viejo excéntrico. Genial.

(Escenas aleatorias que se suceden en mi cabeza. ¿Qué coño ha hecho Grow? Ni yo lo sé)

9.04.2013

Almas.

El chico tenía los ojos más bonitos que había visto en la vida. Grandes, marrones y transparentes. De esos que no te cansas de mirar; que, cada vez que los miras, encuentras algo nuevo... Y eran, también, su mayor debilidad. Cuando él estaba triste, sus ojos lloraban. Cuando él estaba contento, sus ojos sonreían. Fue precisamente por eso, que supe que me amaba. Sus ojos me espantaban, abiertos, soñadores y enamorados. Yo le tenía miedo. ¿Qué le había hecho yo para merecerlo...?

Fue, también por esos tiempos, que conocí a la chica de los ojos verdes. Ella amaba al chico de lotes ojos marrones. Pero él me amaba a mí. Sólo a mí. Maldita sea. Maldita sea yo, maldito sea él, y maldita sea ella.

¿Qué haría para solucionarlo...?

Ya lo sabía. Hacer de casamentera. No era lo que mejor se me daba, ni lo más original; pero era lo mejor que podía hacer. Me alegré por ellos cuando lo conseguí. Estaban siempre juntos. Eso me gustaba. Pero, a cambio, yo estaba sola. Me había quedado sola. Siempre había estado sola. Nunca lo había notado tanto como en ese momento. Fue como haber estado flotando en un abismo y, de repente, golpearse duramente con el fondo. Doloroso.