8.14.2013

Palpitante.

Empieza cuando te levantas. Sientes sus latidos, fuertes en la sien, el cuello, las manos. El pecho.

A veces, son una melodía alegre que te invita a bailar. Otras, te preguntas por qué debería estar eso ahí, palpitando, molesto.

Otras, sólo escuchas, intentando acompasarlo a una canción.

Hay veces en las que late tan rápido que retumba en el silencio, mientras esa persona te coge de la mano y te entrega su amor.

Veces en las que se rompe en pedazos, mientras tú, desesperada, intentas recoger todos los trocitos.

Tan frágil, tan fuerte... Tan asquerosamente palpitante.

Pero nunca deseas que se vaya.

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